viernes, 13 de enero de 2012

EL HORLA, el cuento más estremecedor de Maupassant


"Necesitamos a nuestro alrededor hombres que piensen y que hablen. Cuando estamos solos largo tiempo, poblamos el vacío de fantasmas" (El Horla)
El Horla,  estrechamente emparentado con William Wilson de Poe, y donde percibimos una de las claves más trágicas de la locura de Maupassant, acosado por su enemigo interior y por lo que él llamaba "el desorden desconocido", en oposición al desorden conocido y soportable, que se abatía sobre él sobre todo por la noche (y no hay que olvidar que la noche es un leitmotiv en los cuentos de Maupassant), cuando esperaba el sueño "como quien espera al verdugo", y sentía que alguien poseía y gobernaba su alma y lo convertía en esclavo de las más pavorosas pulsiones. Situación que le condujo al intento de degollarse a sí mismo y a la muerte, no mucho después, en un asilo mental. El Horla fue escrito en plena crisis de Maupassant; consecuencia de una sífilis que lentamente fue erosionando su cuerpo y su salud mental.Maupassant juega con el lector a través de la ambigüedad de los hechos que nos va narrando: ¿es la locura del personaje lo que produce ciertas visiones o intuiciones? ¿fenómenos naturales desconocidos? ¿simples sugestiones producidas por un cerebro cansado? ¿o realmente se trata de sucesos sobrenaturales, es decir, sin explicación posible? Deliberadamente, el autor no nos da solución alguna. Es el lector el que debe sacar sus propias conclusiones, a veces con un inevitable escalofrío por los ambientes malsanos en los que hemos tenido que penetrar acompañando al protagonista en busca de respuestas.

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